Pese a que los enólogos más puristas se vean reticentes a este nuevo formato, lo cierto es que responde a una tendencia de consumo en alza. El mercado del vino ha ido observando como su público envejecía con el paso de los años mientras que la industria de la cerveza y los refrescos acaparaba casi por completo al perfil más joven.
Según el informe realizado en 2017 por Kantar Worldplanel, los hogares juveniles adquieren una botella de vino cada 2 o 3 meses, con un gasto promedio de 23 euros anuales y un consumo de 10 litros; frente a los consumidores habituales que compran al menos una botella de vino al mes con un gasto promedio de 63 euros anuales y un consumo de 27 litros. Es decir, los jóvenes de 18 a 35 años han ido consumiendo un 60% menos que sus padres y abuelos. El vino en lata responde a un nicho de mercado que ha perdido el interés por uno de los sectores más importantes de la industria agrícola y alimentaria española. Sólo el 15% de los jóvenes (edad comprendida entre 19 y 26 años) consumen vino semanalmente, ya sea en casa o en la calle. Se ven reticentes a la adquisición de las botellas de vino clásicas, y son aquellas con diseño y branding más rompedores los que atraen su atención. El miedo a no saber apreciar el vino en su totalidad, el no querer adquirir una botella entera para el consumo de una o dos copas en casa, y la necesidad de utilizar sacacorchos, por sorprendente que parezca esta última, son los principales factores que determinan si finalmente añadirán o no la botella a su cesta de la compra. Atracción del público joven Iñaki Uribe lleva más de 25 años formando parte del comercio local de Durango, Bizkaia, con Saltsan, cátering y tienda de alimentación gourmet con cerca de 80 referencias de vino procedentes de 60 bodegas. Iñaki es también uno de los organizadores de la feria enológica Ardo Saltsan, una de las más grandes a nivel estatal, y donde pueden llegar a degustarse 300 vinos de las bodegas más singulares de la totalidad del país. La sidra y vino en lata se han convertido en una de las mayores apuestas de Saltsan en la atracción del público millenial. ‘Los jóvenes quieren algo diferente, algo que les atraiga, llame la atención, y que puedan publicar en Instagram. Son exigentes, saben distinguir perfectamente entre un buen producto y otro de menor calidad, aunque esté en lata’, comenta Iñaki. ‘El público joven busca vinos fáciles de beber, afrutados, sin gran complejidad de aromas y sabores y en un formato cómodo’. Cuando nos dirigimos a Villarobledo, una de las ciudades con mayor superficie en vid cultivada del mundo, en la provincia de Albacete, nos encontramos con Julián García, Gerente Vinícola de la Cooperativa Agrícola Vinícola de Villarobledo. Tras más de año y medio de exhaustivos estudios previos, han logrado sacar al mercado ‘Encinares White Wine’, su vino blanco en lata. “Es un reflejo de unas aspiraciones que nos han ido transmitiendo desde distintos canales”, aseguraba Julián en una entrevista realizada por el equipo de Agromundo para el canal de televisión Visión 6. “Es un vino pensado, evidentemente, para un consumidor joven”, que sea “abrir, consumir y reciclar”. Huella de carbono Las latas de vino se han posicionado en el mercado como la ‘alternativa’ ecológica a la botella de vidrio. Pese a que el vidrio presenta una tasa de reciclaje del 80% y un 85%, su versión más amigable en aluminio puede reciclarse al 100%. El envasado en latas de aluminio frente a las convencionales botellas de vidrio también genera ahorros económicos y energéticos de aproximadamente entre un 15% y un 20%, y algunos productores afirman que se puede ahorrar hasta un 40%. Aroma, sabor y marketing David Bastida Caro es enólogo y director técnico de la Bodega y Viñedos Ortega Ezquerro. “La lata es un envase hermético, no permite una integración de oxígeno entre el interior del envase y el exterior. Esto provoca que, al igual que con la cerveza, el aroma y sabor entre el vidrio y el cristal sea diferente. Ni mejor ni peor, diferente” comenta. “A partir de aquí ya todo es marketing”. Alubinum Wines, impulsora de la marca Glass Canned Wines para la comercialización de este formato en supermercados y grandes superficies, insiste en su página web que no se espere encontrar en el interior de las latas vinos crianza, Gran Reserva o envejecidos en barrica. Su interior lo conforman vinos jóvenes, en un formato más amigable, fácil de transportar, mucho más sencillo de refrigerar debido a la mayor capacidad del aluminio para la transmisión del frío; y, sobre todo, rápido de consumir. Desde las marcas productoras como la bodega Vinícola de Villarobledo aseguran que ‘el vino en lata es el futuro’. Ahora suman a su oferta el vino tinto ‘Encinares’ enlatado, que ya se encuentra disponible en pequeños comercios como el atrevido Saltsan de Durango, que ha iniciado un nuevo proceso de innovación sumergido en la corriente gastronómica que el municipio ha venido desarrollando desde la pandemia.
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