Lo que empezaron siendo canteras de piedra para construir los monumentos que hoy en día podemos visitar en una de las ciudades más románticas de Europa, acabaron sirviendo como cementerio para más de 6 millones de personas. A lo largo de 300Km de túneles podemos encontrar “construcciones” y muros levantados a base de huesos, recordándonos las enfermedades y epidemias que asolaron la ciudad de París en 1786. Con el fin de salvar a la ciudad de las graves enfermedades que cada día mataban a decenas... |
... De sus ciudadanos, y las cuales habían causado que los cementerios de la ciudad quedasen abarrotados y sin capacidad para más cuerpos, París decidió enterrar todos los cadáveres en la red de túneles que formaban las antiguas canteras de piedra, datadas de la era del Imperio Romano, y ahora catacumbas.
A lo largo de 15 meses, carruajes negros llenos de restos invadían la ciudad por las noches con el fin de trasladar los millones de huesos que desbordaban los múltiples cementerios de la capital francesa. Los huesos fueron dispuestos a modo de muralla con placas identificativas de qué cementerio procedían.
Las catacumbas de París también sirvieron como escondite para la resistencia francesa en la primera y segunda guerras mundiales, y búnker para los alemanes al final de su ocupación. Tras el descubrimiento por parte de la gendarmería parisina de la celebración de misas negras y “actos satánicos” sus túneles fueron cerrados, quedando sólo kilómetro y medio visitable para el turista.
De todas formas, existen entradas “secretas” a lo largo de todo París, lo que produce que los curiosos se cuelen a las catacumbas desde alcantarillas y estaciones de metro, acarreando consigo una multa de 60€. Su visita es obligada con guía dado la complejidad de sus túneles.
A lo largo de 15 meses, carruajes negros llenos de restos invadían la ciudad por las noches con el fin de trasladar los millones de huesos que desbordaban los múltiples cementerios de la capital francesa. Los huesos fueron dispuestos a modo de muralla con placas identificativas de qué cementerio procedían.
Las catacumbas de París también sirvieron como escondite para la resistencia francesa en la primera y segunda guerras mundiales, y búnker para los alemanes al final de su ocupación. Tras el descubrimiento por parte de la gendarmería parisina de la celebración de misas negras y “actos satánicos” sus túneles fueron cerrados, quedando sólo kilómetro y medio visitable para el turista.
De todas formas, existen entradas “secretas” a lo largo de todo París, lo que produce que los curiosos se cuelen a las catacumbas desde alcantarillas y estaciones de metro, acarreando consigo una multa de 60€. Su visita es obligada con guía dado la complejidad de sus túneles.