No hay nada mejor que empezar el año estrenando un regalo de Navidad, y más si es para estropearle a ese amigo o familiar querido su propósito de "Este año me pongo a dieta", que de todas formas tampoco iba a cumplir. Son muchos los tipos de gofres que existen, cómo los waffles o gofres americanos, esponjosos y similares a una tortita, los gofres de Virginia, que se hacen con harina de arroz o de maiz, o los de lieja, más pequeños y densos que estos deliciosos y crujientes gofres belgas. No os desesperéis, pensamos quemar nuestra nueva gofrera para publicar todas la variedades en nuestra sección de recetas. ¡Manos a la masa! |
Igredientes: (para 4 gofres grandes o 12 pequeños)
Para la masa:
| Para los toppings o decoración:
|
Elaboración: (Dificultad: media)
¡Abróchate el delantal y manos a la masa! Pon a calentar a fuego medio la leche entera, cuando temple, retiramos un poco de ella a un vaso y reservamos, al resto de leche aún en el fuego le añadiremos la mantequilla. Una vez se haya derretido la mantequilla por completo, retiramos del fuego. A la leche que tenemos separada, le añadimos la levadura fresca desmigada y removemos con la ayuda de un tenedor, que quede una pasta líquida y sin grumos.
Cascamos los huevos y separamos las yemas de las claras. éstas últimas las reservaremos a parte, y añadimos las yemas a la leche con mantequilla. Removemos hasta que queden completamente incorporadas. Ten cuidado de que la leche no esté excisivamente caliente o las yemas cuajarán, el resultado que buscamos es ligeramente cremoso.
En un recipiente grande tamizamos la harina con el azúcar blanco, el azúcar avainillado y la sal. Hacemos un volcán o un crate en el centro de la harina y, poco a poco, añadimos la leche con la levadura y la crema. Remueve con cuidado con la ayuda de una varilla manual o de una cuchara de palo. Una vez hayamos logrado una masa espesa y homogénea, similar a la de una masa de bizcocho, taparemos el recipiente con film y dejaremos reposar entre 40 y 60 minutos. Tiempo suficiente para montar las claras a punto de nieve.
Transcurrido el tiempo de reposo, nos encontraremos con una masa esponjosa que habrá duplicado su volúmen principal. Desgasifícala removiendo con una cuchara de palo o lengua. Añade las claras a punto de nieve mezclándolas con muchísimo cuidado, usa una lengua y haz movimientos envolventes, de abajo a arriba. Ten paciencia y sigue hasta que queden las claras completamente incorporadas a la mezcla.
Calentamos la gofrera tapada siguiendo las instrucciones del fabricante. Algunas llevan indicadores de luz, otras emiten sonido, aségurate de cómo funciona la tuya y ve frotándote las manos.
Una vez esté la gofrera a punto, engrasa con aceite o mantequilla las chapas de la máquina con la ayuda de un pincel o un papel de cocina. Añade la mezcla a cucharadas y extiéndela, ten cuidado de no pasarte pues al taparla la masa crecerá y corre peligro de desbordarse y que se queme. En nuestra gofrera, a temperatura máxima los gofres quedan en 5 minutos crujientes por fuera y esponjosos en el interior. El manual de la vuestra os indicará el tiempo y temperatura, aunque lo normal suele ser 10 minutos como mucho a temperatura máxima.
Cascamos los huevos y separamos las yemas de las claras. éstas últimas las reservaremos a parte, y añadimos las yemas a la leche con mantequilla. Removemos hasta que queden completamente incorporadas. Ten cuidado de que la leche no esté excisivamente caliente o las yemas cuajarán, el resultado que buscamos es ligeramente cremoso.
En un recipiente grande tamizamos la harina con el azúcar blanco, el azúcar avainillado y la sal. Hacemos un volcán o un crate en el centro de la harina y, poco a poco, añadimos la leche con la levadura y la crema. Remueve con cuidado con la ayuda de una varilla manual o de una cuchara de palo. Una vez hayamos logrado una masa espesa y homogénea, similar a la de una masa de bizcocho, taparemos el recipiente con film y dejaremos reposar entre 40 y 60 minutos. Tiempo suficiente para montar las claras a punto de nieve.
Transcurrido el tiempo de reposo, nos encontraremos con una masa esponjosa que habrá duplicado su volúmen principal. Desgasifícala removiendo con una cuchara de palo o lengua. Añade las claras a punto de nieve mezclándolas con muchísimo cuidado, usa una lengua y haz movimientos envolventes, de abajo a arriba. Ten paciencia y sigue hasta que queden las claras completamente incorporadas a la mezcla.
Calentamos la gofrera tapada siguiendo las instrucciones del fabricante. Algunas llevan indicadores de luz, otras emiten sonido, aségurate de cómo funciona la tuya y ve frotándote las manos.
Una vez esté la gofrera a punto, engrasa con aceite o mantequilla las chapas de la máquina con la ayuda de un pincel o un papel de cocina. Añade la mezcla a cucharadas y extiéndela, ten cuidado de no pasarte pues al taparla la masa crecerá y corre peligro de desbordarse y que se queme. En nuestra gofrera, a temperatura máxima los gofres quedan en 5 minutos crujientes por fuera y esponjosos en el interior. El manual de la vuestra os indicará el tiempo y temperatura, aunque lo normal suele ser 10 minutos como mucho a temperatura máxima.
Decoramos los gofres con frutos rojos, miel, azúcar glacé o un chocolate caliente elaborado al baño maría con el chocolate para postres, dos dedos de nata para cocinar y una nuez de mantequilla. ¡Y ya podemos degustarlos! Templados saben mejor.