Almogía, Málaga, año 1090. El califa sevillano Mohamed ben Abad al Motamid cerca la fortaleza de la ciudad dejándola sin vituallas ni leña para sus hornos. Un prestigiado panadero de Almogía, Abdelaziz ben Drisi el Jazbún elaboró una masa a partir de harina, agua y mantequilla, la cuál subió hasta los calderos de aceite de la fortaleza que se vertían sobre los enemigos cuando intentaban asaltar la ciudad. En ellos frió la masa dando lugar a los buñuelos de viento que hoy día disfrutamos tradicionalmente en el Día de Todos los... |
Santos. Fuente: Muy Interesante.
Son muchas las historias que hablan sobre el orígen de los buñuelos de viento. Hay quienes creen que vienen del puñuelo, una masa que los romanos trabajaban con los puños para después freirla. La sección Recetas de Rechupete da la revista Hola asegura que se trata de un dulce que se elaboraba en el Janucá Judío, llamado bimuelo, sobre el siglo X. El Janucá judío es muy próximo al Día de Todos los Santos, por lo que los cristianos tomaron la elaboración por propia y tradicional de la fecha.
De lo que sí podemos estar seguros es de que se trata de un dulce que nuestras abuelas nos hacían esperar hasta el 1 de noviembre. Tras la visita a los cementerios y la ofrenda floral, en casa nos esperaban los buñuelos de viento, huesitos de santo y cabello de ángel, que disfrutábamos con casi ansiedad.
Ingredientes:
La receta de los buñuelos es una masa muy básica. Parte de la Pasta Choux, una masa escaldada a la que se le añaden huevos y que sirve para hacer desde los buñuelos fritos hasta profiteroles y éclaires o relámpagos al horno.
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Calentando fogones:
En la cazuela a la que más cariño tengamos ponemos a hervir medio litro de agua con 200g de mantequilla de calidad, desmenuzada. En lo que la mantequilla se funde en el agua pasaremos por un tamiz fino 300g de harina blanca.
Cuando el agua y la mantequilla lleven apróximadamente un minuto de hervor, verteremos de golpe la harina, sin miedo. No dejaremos de remover con las varillas hasta que la masa se haga una bola y despegue de las paredes de la cazuela. Si creemos que la masa se nos puede quemar, sacaremos ésta de vez en cuando del fuego.
Pasamos la masa a un recipiente frío que previamente habremos dispuesto a nuestro lado. En éste la dejaremos templar. Añadiremos a la masa los huevos de gallina, si es posible camperos, de uno en uno. Deben mezclarse con una espátula, no varilla, cuando la pasta esté a una temperatura que no cueza los huevos. No se debe añadir otro huevo hasta que el anterior esté completamente integrado en la masa. La Pasta Choux estará lista cuando la cojamos con la espátula y ésta caiga de nuevo sobre el recipiente, quedando la mitad pegada aún en la espátula.
Introduce la masa en una manga pastelera, sin llenarla demasiado y sin boquilla. Haremos un corte ancho desde el que caerá la pasta sobre el aceite hirviendo a fuego medio-bajo. Los buñuelos que estén en aceite deberán de removerse sin parar hasta que se rompan y la masa de dentro salga hacia fuera, quedando huecos por dentro e hinchados por fuera.
Sacaremos los bueñuelos del fuego disponiéndolos sobre papel de cocina para eliminar el exceso de aite. Finalmente, emborrizaremos en abundante azúcar blanquilla para posteriormente emplatarlos en la fuente más viejuna que encontremos por casa. Acompañar los bueñuelos con una crema pastelera o un poco de canela molida espolvoreada sobre ellos.
Cuando el agua y la mantequilla lleven apróximadamente un minuto de hervor, verteremos de golpe la harina, sin miedo. No dejaremos de remover con las varillas hasta que la masa se haga una bola y despegue de las paredes de la cazuela. Si creemos que la masa se nos puede quemar, sacaremos ésta de vez en cuando del fuego.
Pasamos la masa a un recipiente frío que previamente habremos dispuesto a nuestro lado. En éste la dejaremos templar. Añadiremos a la masa los huevos de gallina, si es posible camperos, de uno en uno. Deben mezclarse con una espátula, no varilla, cuando la pasta esté a una temperatura que no cueza los huevos. No se debe añadir otro huevo hasta que el anterior esté completamente integrado en la masa. La Pasta Choux estará lista cuando la cojamos con la espátula y ésta caiga de nuevo sobre el recipiente, quedando la mitad pegada aún en la espátula.
Introduce la masa en una manga pastelera, sin llenarla demasiado y sin boquilla. Haremos un corte ancho desde el que caerá la pasta sobre el aceite hirviendo a fuego medio-bajo. Los buñuelos que estén en aceite deberán de removerse sin parar hasta que se rompan y la masa de dentro salga hacia fuera, quedando huecos por dentro e hinchados por fuera.
Sacaremos los bueñuelos del fuego disponiéndolos sobre papel de cocina para eliminar el exceso de aite. Finalmente, emborrizaremos en abundante azúcar blanquilla para posteriormente emplatarlos en la fuente más viejuna que encontremos por casa. Acompañar los bueñuelos con una crema pastelera o un poco de canela molida espolvoreada sobre ellos.