Dos faroles y un arco de piedra, atraviésalos, el pasillo de bambús te llevará directamente a lo que un día fueron las caballerizas del Palacio de Zubieta, y hoy en día se trata del hotel. En el exterior encontramos varias mesitas y silla de terraza, esperando a que vuelva a amanecer para acomodar nuestros cachetes en ellos y gozar de un desayuno estilo buffet a todo trapo: bollería varia, leche, agua, café, zumo e infusiones, huevos con bacon, tomate, pan de todo tipo, aceite de oliva virgen extra, cereales... No pierdas la oportunidad para ponerte las botas. A la hora de hacer el check-in busca tu habitación, todas están personalizadas y nombradas... Disfruta las vistas al ya mencionado Palacio de Zubieta, y a las montañas que tras él se pierden. Camas dobles, de gran comodidad, y baños completamente equipados. El único fallo que les encontré: no disponen de peines de un solo uso, algo que me hubiese venido de lujo, pues se me había olvidado el mío en casa, vaya por dios. Aprovecha y saca cinco minutos de tu tiempo para tomarte un café en la cafetería del hotel, parece una mezcla entre tradición vasca y decoración inglesa. Aprovecha y cómete algun pintxo de la barra antes de salir y ponerte gocho en los bares del puerto viejo, y recuerda probar los txipirones que se preparan de mil maneras en el pueblo, hasta tienen sus dos semanas propias en las jornadas del txipiron que se celebran cada año sobre finales de septiembre y comienzos de octubre. HOTEL ZUBIETA LEKEITIO Este post ha sido posible gracias a Blog on Brands y el Club de Producto Euskadi Gastronomika
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